sábado, 28 de junio de 2008
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Hay ocasiones en que la palabra no alcanza, pero las historias prosiguen, nos aturden, nos rozan, nos iluminan, nos estremecen, nos acercan, nos hace comprender, nos dañan, nos curan, nos ayudan a crecer. Y donde la palabra no llega, el gesto eclipsa, nutre, poda, mima y asi en cada instantánea están las historias vividas, soñadas, negadas, abiertas para quien quiera y pueda contemplarlas.
2 comentarios:
¿Qué lee la lectora apasionada? ¿Nos podrías mostrar un poco para que lo captemos por el rabillo del ojo que es por donde mejor se captan las cosas?
Sueños, miradas, deseos, resistencias, vidas secretas, y un largo etcétera
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