lunes, 24 de marzo de 2008

NOOR EN LISBOA







2 comentarios:

MARÍA JOSÉ dijo...

Dichosa culpa que atrapa los momentos que dedicamos a dar forma a nuestro deseo. ¡Cómo librarnos de ella!; quizás congelándola detrás del arco iris, en lo profundo del pavimento, siendo pisoteada por gente anónima… ¡Dichosa culpa!, y aunque sea por un solo instante, imaginarnos libres de ella…

Encarna González dijo...

quizás sólo sea la sombram una sombra que nos acompaña en el caminar hacia el deseo, y aparece justo cuanod el deseo está en el horizonte, a nuestra espalda impulsándonos para tratar de frenar, para darnos perspectiva de lo más humano, para que no ns creamos Ícaro y nos quememos poniendo rumbo al sol. Acompaña, pero no enturbia, pero no controla, no decide.