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Hay ocasiones en que la palabra no alcanza, pero las historias prosiguen, nos aturden, nos rozan, nos iluminan, nos estremecen, nos acercan, nos hace comprender, nos dañan, nos curan, nos ayudan a crecer. Y donde la palabra no llega, el gesto eclipsa, nutre, poda, mima y asi en cada instantánea están las historias vividas, soñadas, negadas, abiertas para quien quiera y pueda contemplarlas.
1 comentario:
Como decía Azorín: "Vivir es ver volver". Eso es lo que he hecho: revivir el viaje a Lisboa que hice la Semana Santa pasada.
Plagiaria nostálgica.
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