martes, 15 de julio de 2008
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Hay ocasiones en que la palabra no alcanza, pero las historias prosiguen, nos aturden, nos rozan, nos iluminan, nos estremecen, nos acercan, nos hace comprender, nos dañan, nos curan, nos ayudan a crecer. Y donde la palabra no llega, el gesto eclipsa, nutre, poda, mima y asi en cada instantánea están las historias vividas, soñadas, negadas, abiertas para quien quiera y pueda contemplarlas.
1 comentario:
De toda la bisutería musical que te tropiezas en las calles de Oviedo, este señor es un orfebre que engarza pequeñas joyas con su violín. Me vienen a la memoria unos versos que cito: "A risa lo toma la gente / y a mí me da pena / y me causa un respeto imponente".
La verdad, no sé por qué pienso en el talento desperdiciado y tirado por el suelo mientras, por ejemplo, se sobrevaloran los astros del balón (con todo mi respeto para ellos).
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