miércoles, 2 de julio de 2008
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Hay ocasiones en que la palabra no alcanza, pero las historias prosiguen, nos aturden, nos rozan, nos iluminan, nos estremecen, nos acercan, nos hace comprender, nos dañan, nos curan, nos ayudan a crecer. Y donde la palabra no llega, el gesto eclipsa, nutre, poda, mima y asi en cada instantánea están las historias vividas, soñadas, negadas, abiertas para quien quiera y pueda contemplarlas.
3 comentarios:
Me encanta la foto que has puesto como fondo a miradadiaria. Un diez.
Este fondo me sugiere un instante de felicidad: no tengo hambre ni sed, no siento necesidad de moverme, ni tengo frío ni calor. Sólo quiero contemplar el agua del charco: un suelo que recoge un cielo.
Mirar para verse, para dejarse llevar por el reflejo de una, más allá de los barros, de las agonías. Mirar para encontrarse con el rostro de la amiga, de la cómplice…
Mirar para verse mejor, ¿quien es la más hemrosa del reino? tú, tú,... Mil besos
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