martes, 20 de mayo de 2008
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Hay ocasiones en que la palabra no alcanza, pero las historias prosiguen, nos aturden, nos rozan, nos iluminan, nos estremecen, nos acercan, nos hace comprender, nos dañan, nos curan, nos ayudan a crecer. Y donde la palabra no llega, el gesto eclipsa, nutre, poda, mima y asi en cada instantánea están las historias vividas, soñadas, negadas, abiertas para quien quiera y pueda contemplarlas.
2 comentarios:
Soberbias las amapolas; cuánta belleza encierra la fragilidad de sus pétalos.
Apariencia frágil porque combatn con una plasticidad infinita los ires y venires de los humos de los tubos de escape, al borde la carretera, al pie casi de la cantera, emergen cada primavera, surgen, brotan para recordarnos la fuerza que encierra la fragilidad,y la suavidad.
Gracias por el comentario Noor, Besos
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