martes, 15 de enero de 2008
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Hay ocasiones en que la palabra no alcanza, pero las historias prosiguen, nos aturden, nos rozan, nos iluminan, nos estremecen, nos acercan, nos hace comprender, nos dañan, nos curan, nos ayudan a crecer. Y donde la palabra no llega, el gesto eclipsa, nutre, poda, mima y asi en cada instantánea están las historias vividas, soñadas, negadas, abiertas para quien quiera y pueda contemplarlas.
3 comentarios:
vivan los teatros!!!
¡Qué seria de nosotras, las soñadoras sin las historias y los versos que nos enseñan los poetas y las titiriteras !!!!. Gracias a Ruperto y Mariquita seguimos vivas.
¡que seria de nosotras sin teatros¡
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